El morito llega al río Duero

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El morito llega al río Duero

Un ornitólogo avista por primera vez un ejemplar de esta ave en las riberas del Duero, prácticamente extinta durante décadas

Durante muchos años, su presencia fue casi nula en toda España. De hecho, se dio por extinto durante la primera mitad del siglo XX. Sin embargo, durante los años 90 volvieron a avistarse ejemplares en el sur del país, principalmente en la zona de Doñana. Fue a partir de entonces cuando comenzó su expansión por el resto del España. Tanto, que, durante estos días, el ornitólogo José Alfredo Hernández, ha logrado avistar un ejemplar en las inmediaciones del río Duero a su paso por la capital.

Zancudo, de pico largo y curvo y tonos pardos y rojizos, el morito es un ave de una longitud de entre 55 y 65 centímetros y una envergadura de 80 a 95 centímetros. Prácticamente mudo, algunas veces emite graznidos y gruñidos más bien roncos. Su hábitat natural, explica el divulgador, suelen ser los humedales como los de Doñana o la albufera de Valencia, aunque también se encuentran colonias en zonas de Extremadura, como Mérida o Badajoz.

Es por esta cercanía, que en los últimos años, y gracias siempre a su paulatina recuperación, se han podido observar ejemplares en las lagunas de Villafáfila. Allí, cuenta Hernández, el primer avistamiento se produjo hace unos 20 años. Durante estos días de Navidad, sin embargo, un ejemplar, algo que no había sucedido antes, o al menos no se tenía constancia hasta ahora, ha podido verse también en las inmediaciones del río Duero. Un encuentro fortuito que ha sorprendido al divulgador.

Con una puntualidad casi británica, cuenta Hernández, autor de un blog en el que habla de la biodiversidad y la naturaleza en la provincia, cada día esta ave llega a las seis en punto al dormidero donde pasará la noche. Allí se resguarda junto a unas garcillas bueyeras que habitan en la zona, algo que suele hacer habitualmente.

«Los moritos, en muchos de los lugares donde habitan, suelen compartir los dormideros con otras aves. Así no están tan expuestos a los depredadores de la zona«. Los observadores de aves locales, prosigue, «sabíamos que no tardaría en llegar a Zamora debido a su proceso de expansión. Contábamos con que si aparecía, lo haría además en este dormidero junto al Duero, pero «no lo esperábamos en Navidad porque estas fechas no son las habituales para él. Los moritos suelen ser avistados en la provincia en septiembre y octubre, en momentos de dispersión».

Difícil de fotografiar, tanto por su vuelo rápido como por la falta de luz a la hora que suele llegar a resguardarse junto al resto de pájaros, el morito llegado a Zamora es un ejemplar «vagante, solitario, que probablemente esté poco tiempo en la capital», por lo que esta oportunidad se convierte en casi única para disfrutar de este ejemplar tan especial.