Garduñas a cuerpo de rey

Centro Recuperación de la Fauna de Villaralbo

Garduñas a cuerpo de rey

La Guardería Medioambiental envía al Centro de Fauna de Villaralbo dos crías cuidadas por una vecina de Pasariegos

Cuidado de uno de los ejemplares antes de llevarlo a Villaralbo. L. Ferrero
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Dos crías de garduña han terminado recluidas en el Centro Recuperación de la Fauna de Villaralbo después de vivir y comer a lo grande en Pasariegos. Aparecieron los mustélidos sin esperarlos en el patio de una vivienda y recibieron los mejores tratos posibles. «Comían pollo guisado con leche», y tanto les gustaba la mesa servida que «nada más ver el plato se lanzaban de cabeza a por la comida», según expresa la vecina que atendía a semejantes huéspedes.

De hecho, este mamífero tiene una boca excelente y engulle conejos, liebres, aves , huevos, ratones, topillos, anfibios, reptiles y, si se pone al punto, pollos y gallinas de corral. Aunque no se sabe a ciencia cierta dónde nacieron y dónde tenían la cuna, se sospecha que el camerino pudiera estar en una leñera situada en un extremo del patio, o bien que llegaran desde otro encame o madriguera exterior.

Centro Recuperación de la Fauna de Villaralbo

El caso que aparecieron y llamaron la atención por lo insólito de la pareja, y también porque correteaban y jugaban por el patio con la soltura que solo despliegan especies tan finas para capturar roedores y otros animales. Eran, además, «inseparables», y mostraban una expresión vivaracha como corresponde a predadores de su rango.

Para mayor sorpresa, se mostraron más que asequibles y se dejaban acariciar como si fueran cercanas «de toda la vida». Su presencia fue puesta al corriente la Guardería Medioambiental que se personó en Pasariegos para hacerse cargo de la pareja de garduñas. Tras los cuidados pertinentes, la pareja fue conducida a su nuevo hogar de Villaralbo, donde verán u oirán a otros seres silvestres que, por diversas circunstancias, algunas accidentales o casi trágicas, reciben su atención en el mismo centro residencial.

Fuente: La Opinión de Zamora